Foro para la Izquierda Comunista Internacionalista
« La manera en que Marx ha de concebir toda cosa no es una doctrina, sino un método. Ello no proporciona dogmas totalmente acabados, sino que da los puntos de referencia con el objetivo de una búsqueda, yendo adelante con el método para esta Búsqueda » (Engels a Sombart, carta del 11 de marzo de 1895)
En dos ocasiones, Marx y Engels han hundido a las organizaciones internacionales que pacientemente habían construido y a las cuales tanto habían contribuido : a Liga de los Comunistas (« Que a mi proposición, la Liga a partir de aquí sea disuelta y ha decidido qué no tenía más razón de existir…» [1]) y la I era Internacional (« La vieja internacional completamente está acabada y deja de existir. Y está bien así » [2]).
Lejos de ser irresponsable o contrario al apego profundo de los revolucionarios a sus organizaciones políticas, esta actitud de Marx y Engels se desprende de su visión histórica del movimiento obrero y de sus expresiones políticas organizadas : la historia sistemáticamente ha demostrado que, fundamentalmente, estas últimas surgen naturalmente en el curso de las fase de efervescencia social y se dislocan luego de los períodos de reflujo. Así, la I era Internacional « no es hija ni de una secta, ni de una teoría. Es el producto espontáneo del movimiento proletario » explicaba Marx, y « La Liga, al igual como la Sociedad de las épocas de París, que como ciento de otras sociedades, no fue más que un episodio en la historia del partido que surge de todas partes y todo naturalmente del suelo de la sociedad moderna » [3].
Pero la implicación de Marx y Engels en la construcción de las organizaciones políticas del proletariado no era más que únicamente una función del estado de la relación de fuerza entra las clases. Ellos condicionaban igualmente este empeño a un trabajo constante de clarificación política de los objetivos y de los medios del movimiento obrero. Es por ello que Marx precisaba en la Dirección de la I era Internacional qué « El número no pesa en la balanza a reserva de que esté unido por la armonía y guiado por el conocimiento», pues la unidad y la solidaridad no son nada si no descansan en una sólida base teórico dándole una coherencia a la acción revolucionaria (« el conocimiento »). En efecto, si Marx y Engels sabían pertinentemente que levantar el pie cuando la escalera desciende es el mejor medio para romperse los riñones, ellos estimaban ante todo que apresurarse sin bases políticas aseguraban el mismo resultado. Así, mismo en la fase de ascendencia de las luchas y en pleno renacimiento y unificación de las organizaciones obreras, Marx rechazo la invitación apretada que le fue dirigida por la 1ª Internacional para participar en su primer congreso en Ginebra … pues estimaba más importante terminar su trabajo de redacción del Capital con el fin de asegurar la acción del movimiento obrero sobre fundamentos científicos y coherentes. Cuatro razones esenciales están en el origen de sus concepciones y elección política mencionadas más arriba :
1) Como el surgimiento y la desaparición de las organizaciones revolucionarias dependen muy estrechamente de la evolución de la relación de fuerza entra las clases, y que la exacerbación de las condiciones objetivas y subjetivas en la base de las movilizaciones obreras se despliega en un lapso de tiempo relativamente corto, Marx y Engels concebían que la existencia de estas organizaciones era temporal, intrínsecamente atadas al flujo y reflujo de las luchas. Tal es la explicación de la brevedad de su existencia en el pasado : al curso de los dos últimos siglos cumplidos, se han podido contabilizar una cincuentena de años de presencia de organizaciones significativas : cinco años para la Liga de los Comunistas (1847- 1852), una docena para la Iª Internacional (1864- 1876), veinticinco para la segunda (1889-1914) y nueve para la tercera (1919-1928)
2) Marx y Engels preveían igualmente que el desarrollo de las contradicciones del capitalismo iba naturalmente a hacer resurgir nuevas Organizaciones : « ...la evolución inevitable y involución de las cosas provocarían una resurrección de la Internacional » [4], aun cuando esta emergencia no es mecánica, sino preparada por el trabajo de toda una serie de minorías entre dos oleadas de luchas. En efecto, la historia nos enseña también qué son las minorías las que han podido sacar todas las lecciones políticas y organizacionales de la oleada precedente de las luchas, quienes han podido operar los buenos profundizamientos teóricos y políticos, y que han podido trazar las buenas perspectivas para el futuro, quienes se encontrarán naturalmente en los puestos avanzados de los próximos partidos que compondrán la nueva Internacional.
3) Asimismo, Marx y Engels nos han también explicado que en períodos de reflujo, cortados del oxígeno de las luchas obreras, la conservación de una organización revolucionaria hacía más mal que de bien al movimiento obrero. Es lo que Engels desarrollaba en una carta fechada el 12 septiembre 1874 : « Cuando las circunstancias no permiten más a una asociación obrar eficazmente ; cuando se trata simplemente de mantener para el lazo que une al grupo con el fin de reutilizarle en otra ocasión ; se encuentran siempre con gentes que no pueden acomodarse en esta situación y quieren buenamente jugar a las moscas de la diligencia exigiendo que se ‘haga algo’, mientras que esta cosa no puede que ser una tontería ». En realidad, Marx y Engels eran bien conscientes que una organización que intenta subsistir de manera idéntica en fase de reflujo, en lugar de « mantener el lazo que une el grupo con el fin de aprovechar la ocasión», es llevada a hacer peores « tonterías » : « Durante la contrarrevolución que sigue a cada revolución vencida, los refugiados que han podido salvarse, desarrollan una actividad febril. Las diferentes tendencias de partidos se reagrupan, se acusan mutuamente de haber hecho encallar el buque en el cieno, de traicionar o de haber cometido todas las bajezas posibles e imaginables. Por otra parte, [...] se organiza, se conspira, o se lanzan las octavillas y los periódicos, se jura que el movimiento va a soltarse una nueva vez en las 48 horas, que la victoria es cierta y, en esta perspectiva. Naturalmente, es ir de decepción en decepción » [5].
4) En consecuencia, Marx y Engels desempeñaron las principales tareas que se imponían en un tal contexto desfavorable a los combates de clase, a saber: hacer frente a las circunstancias históricas, comprender el período en la cual se encontraban y su dinámica, ligar los deberes del movimiento a esta comprensión, no lamentarse y perderse en riñas estériles, en acusaciones mutuas, sino concentrarse en lo que era importante hacer con las débiles fuerzas que subsisten : « O, como se atribuyen todos los fracasos a los errores contingentes, y no a las circunstancias históricas inevitables que no se quiere considerar enfrente a fin de comprenderlos, uno no acaba más que en acusarse mutuamente, y todo eso conduce a lamentaciones generales [...] eso permite que los refugios que tienen una clara visión y conciencia de la situación se retiran de las tonterías estériles, desde que pueden hacerlo decentemente, se consagran a las tareas mejores » [6].
Tales son las razones para lo cual Marx y Engels no tuvieron ningún escrúpulo a disolver la Liga de los Comunista y la Iª Internacional antes de apoyarla para hacerlas vivir o dejarlas caer en la confusión. Justamente porque tenían una comprensión histórica y responsable del movimiento obrero que han preferido disolverla antes de dejar que estas organizaciones hagan maldad y pierdan su honor en « tonterías », « riñas » y « acusaciones mutuas ». Es también esta visión que ha preservado Marx y Engels de la enfermedad del patriotismo de partido permitiéndoles retirarse de las polémicas inútiles para consagrarse a las reales necesidades de la hora.
Es esta misma análisis y estas mismas orientaciones que están en la base de la constitución de nuestro Forum, de la revista Controversias, así como de nuestras actividades :
– a) No cubrirse la cara sobre el estado real de la relación de fuerzas entra las clases y analizar bien las circunstancias históricas con el fin de comprender todas las dimensiones e implicaciones (ver nuestro primer artículo en este número sobre « La marcha real de la relación de fuerzas entre las clases »).
– b) No atribuir los fracasos del movimiento obrero a los errores contingentes, sino atarlos a esta comprensión de las circunstancias históricas.
– c) No lamentarse y perderse en acusaciones mutuas, sino consagrarse a las tareas adecuadamente con las necesidades del momento actual.
– d) Saberse desapegar de las organizaciones formales que no han sabido adaptarse a las necesidades de la evolución de la relación de fuerza entra las clases « retirándose de las riñas estériles » y consagrarse « a las tareas mejores ».
– e) No precipitarse en la constitución de una nueva organización o de un nuevo partido, sino « mantener por el momento el lazo que une el grupo con el fin de aprovechar el momento oportuno », es decir; adoptar una forma organizada adecuada con las características y las necesidades reales del período.
– f) Conformar sus actividades y prioridades al nivel de movilización en la clase obrera : « se encuentran siempre con gentes que no pueden acomodarse a esta situación [de reflujo de las luchas] y quieren buenamente jugar a las moscas de la diligencia exigiendo que se «haga algo », mientras que esta cosa no puede que ser una tontería » (Ibid.).
– g) En fin, consagrarse de manera prioritaria a los debates y al profundizamiento teórico para preparar mejor las condiciones políticas del próximo auge de los combates de clase; es decir, sacar los fundamentos programáticos de las organizaciones políticas que no dejarán de surgir « de todas partes y naturalmente del suelo de la sociedad moderna » (Marx).
Toda la historia del movimiento obrero viene a ilustrar esta visión desprendida por Marx y Engels. Particularmente el caso de la izquierda Comunista surgida durante entre las dos guerras en reacción a la derrota de la III Internacional y en particular la de la Fracción italiana: después del agotamiento de los movimientos revolucionarios entre 1917-23 y la degeneración de los partidos que eran la expresión política, los elementos criticando la involución del partido Comunista de Italia adaptan sus orientaciones y formas organizacionales a las nuevas necesidades del momento organizándose en Fracción con miras a preparar los cuadros del futuro partido durante la próxima reanudación de las luchas. Por tanto, no se consideraba como el único « puente » entre la anterior y la nueva organización puesto que ella « no deseaba valerse de sus precedentes políticas para demandar adhesiones a las soluciones que ella preconizan para la situación actual. Por el contrario, ella invita a los revolucionarios a someter a la comprobación de los acontecimientos las posiciones que defiende actualmente, así como las posiciones políticas contenidas en sus documentos de base » [7]. La izquierda italiana no era más homogénea porque estaba compuesta de dos alas desde sus inicios: el Despertar Comunista alrededor de Pappalardi y Balance alrededor de Vercesi. Los primeros han iniciado una síntesis con las aportaciones de la izquierda germano- holandesa, luego que los segundos comienzan por colaborar con la Oposición internacional de Izquierda de Trotski y proponen su revista como órgano de discusión a escala de todos los grupos de oposición [8]. Dicho de otro modo, la gran fortaleza de los componentes de la izquierda italiana durante las dos guerras fue reconocer la pluralidad de las diferentes izquierdas, de sus aportaciones políticas respectivas, y de no considerarse como la sola poseedora de la verdad. Asimismo, Bilan concebía el renacimiento de un futuro partido al curso de la próxima reanudación de las luchas como el producto de un vasto debate internacional y no como el resultado de su sola evolución. En fin, la propia historia de Balance demuestra también que esta organización no pudo escapar a las disensiones que surgieron inevitablemente en período de reflujo de los combates de clase : al momento de la guerra de España y en vísperas de la segunda guerra mundial particularmente. No escapó apenas tampoco a las disensiones internas hasta el fin de su existencia en 1945 : crisis organizacionales, « riñas estériles », graves « acusaciones mutuales », cosas que perdurarán todavía después de la guerra.
La continuidad orgánica a sido rota y la dispersión comprobada después de 1945, era vano de persistir en concebirse como « Fracción » con el objetivo de asegurar un « puente » entre el anterior partido comunista difunto y el nuevo en el futuro. De hecho, este último resultará forzosamente de los ahondamientos y discusiones realizadas entre el conjunto de los grupos que se reivindican de una filiación política la izquierda comunista y no solamente entre esos que aseguraban una filiación orgánica con los anteriores partidos como durante la entre-dos guerras. En efecto, como la historia lo ha mostrado, los elementos y núcleos (nuevos y antiguos) quiénes pudieron correctamente cristalizar las lecciones de las experiencias pasadas y trazar las perspectivas correctas para el períodopor venir que se encontrarán naturalmente en la base del futuro partido cuando las condiciones objetivas y subjetivas lleguen a su madurez. Es pues esta visión desprendida por Marx y Engels y confirmada por la historia que debe guiarnos para comprender la evolución de los grupos de la Izquierda Comunista durante estos cuatro últimos decenios.
La reanudación de los combates de la clase obrera al fin de los años sesenta ha visto nacer o redes plegarse a numerosas organizaciones reivindicándose de la herencia política de la corriente de la Izquierda Comunista. Han tenido el mérito de hacer revivir y de ahondar ciertos análisis de esta corriente, de proceder a los reagrupamientos, de formar nuevas generaciones de militantes y de desarrollar una intervención al seno del proletariado (aunque de manera muy modesta).
Sin embargo, la tendencia a la baja del número y de la amplitud de las luchas en el conjunto de la clase obrera desde mediados de los años setenta, y su retroceso generalizado desde el principio de los años ochenta, serán el origen de un desfase creciente en el seno de esta corriente : ¡ desfase entre una realidad objetiva marcada por este reflujo y un discurso subjetivo que la niega, incluso que pretende que la perspectiva de la revolución estaba más que nunca en pleno desarrollo ! En lugar de comprender este doblamiento y este retroceso generalizado de las luchas adaptando sus orientaciones y modos de organización como Marx y Engels nos lo habían enseñado, los principales grupos de la Izquierda Comunista van a persistir en sus errores de orientación :
– a) Así, las grandes crisis y el resquebrajamiento de los fundamentos del capitalismo eran esperados para 1975, según las previsiones de Bordiga : « Yo espero, desde mi posición siempre sectaria, la llegada al mundo, en 1975 de nuestra revolución, plurinacional, monopartidista y monoclasista » [9]. Desde entonces, la desviación entra lo esperado y lo que ha ocurrido en realidad inducirán a numerosos cuestionamientos y disensiones en el seno del Partido Comunista Internacional, disensiones que se traducirán por la implosión de esta organización en 1982-83.
– b) Asimismo, las movilizaciones sociales durante los años 1980 fueron consideradas por la CCI (Corriente Comunista Internacional) como decisivas para el porvenir de la humanidad hasta un punto tal que la alternativa histórica entre la guerra y la revolución debía decidirse ya : « En la década que comienza, es pues esta alternativa histórica que va a decidirse : o bien el proletariado continúa su ofensiva, continúa a paralizar el brazo mortífero del capitalismo a los acosos y reúne sus fuerzas para su caída , o bien se deja entrampar, cansarse y desmoralizarse por su discurso y su represión y, entonces, la vía está abierta a un nuevo holocausto que arriesga aniquilar la sociedad humana » [10]. En efecto, la Corriente afirmaba que ¡ todas las condiciones estaban reunidas para el estallido de una tercera guerra mundial y que solamente la combatividad del proletariado impediría a la burguesía de entablar esta salida ! [11] Sin decir que una desviación creciente esta cavada al seno de esta organización entre un discurso y una práctica en desconexión con una realidad más bien prosaica. Lo que tiene como resultado una cascada de crisis y de dimisiones cada vez más graves unas que las otras según declaraciones mismas del CCI.
Este desfase entre la realidad y el discurso político externado con su propias palabras se volvía más patente qué todos los conflictos sociales significativos durante los años ochenta [12] dramáticamente quedan aislados del hecho de este reflujo generalizado en el conjunto de la clase obrera, reflujo materializado por una caída vertiginosa de la amplitud y del número de conflictos sociales, y eso desde mediados de los años 70 en ciertos países, y eso para todos los otros desde el principio de los años 80 [13]. Así, desde un cuarto de siglo, el número y la amplitud de las movilizaciones sociales en el conjunto de la clase es tres o cuatro veces menor qué durante los Treinta gloriosos y cerca de diez veces menor qué durante la primera mitad de los años setenta.
A pesar de esta reducción objetiva de las movilizaciones sociales y su aislamiento creciente, la CCI sostenía además que aumentaban al punto de constreñir a la burguesía de organizar confrontaciones prematuras implicando a los millones de obreros en todo los países, ¡con el fin de evitar la maduración de un combate realmente frontal y el surgimiento de luchas generalizadas ! [14] El desfase entra la realidad y los discursos en sus propósitos eran manifiestos.
En realidad, la constatación de un retroceso de las luchas no será reconocida más qué en posteriormente a las campañas acompañados de la caída del muro de Berlín en 1989. Pero la realidad es que este último no será aceptado que de dientes para afuera puesto que la CCI se ha precipitado para enterrarle cuatro años después apoyándose en el estallido de conflictos sociales en Italia [15]. El desfase entra la realidad objetiva y su comprensión política subjetiva se volvía abierta.
Al momento mismo en que el principal componente al seno de la izquierda Comunista pretendía qué « los años 1980 han, ante todo, sido los años del desarrollo de la lucha de clases » [16]. Y que esta organización hablaba de estrategia preventiva en varios países, estrategia implicando a los « millones » de obreros y apuntando evitar la maduración de un real combate frontal como en Alemania 1918, las movilizaciones sociales en los países centrales habían alcanzado un nivel tres o cuatro veces menor qué durante los Treinta gloriosos y diez veces menor qué entre 1970-75. Lo que ha permitido a la clase dominante operar su retorno neoliberal sin tropiezos, particularmente de poner en obra su política de compresión de la parte salarial a fin de restablecer el beneficio de sus empresas que había alcanzado su punto el más bajo justamente después que la recesión de 1981 (ver las dos gráficas ilustrando la evoluciones de estos dos parámetros, pag. 15 y 16). ¡ El desfase era vuelto surrealista !
Esta desviación creciente entre la realidad objetiva y los discursos tenidos a su propósito ha constituido el fundamento del autismo de la mayor parte de los grupos políticos en el seno de la Izquierda Comunista : repliegue en sus certezas anticuadas, desarrollo de un espíritu de “fortaleza sitiada”, negativa de proceder a un balance crítico de las orientaciones pasadas, reforzamiento de la osificación teórica comenzada en los años 80.
En tales circunstancias, dudas y divergencias indefectiblemente han emergido en su seno. Desgraciadamente, en lugar de aplicar las lecciones sacadas por Marx y Engels, a saber « comprender las circunstancias inevitables » quién engendran de tales disensiones, aceptar estas últimas y « consagrarse a las tareas mejores » adecuándolas a las necesidades nuevas, la reacción fue de « atribuir toda los fracasos a los errores contingentes » y lanzarse las « riñas estériles », de las « tonterías » y las « acusaciones mutuas » entre estos grupos y sus múltiplos disidentes [17]. En resumen, en lugar de proceder a un retorno critico en los análisis del pasado, en lugar de lograr una comprensión más clara de la situación y de adoptar sus estructuras y sus orientaciones a las nuevas tareas del momento, las dudas y desacuerdos van a traducirse por las crisis organizacionales cada vez más graves.
Tales son las razones materiales de la base de los tres episodios de crisis mayores en el seno de la Izquierda Comunista :
– a) la desaparición del principal agrupación política hasta 1982-83, a saber la implosión del PCI (Partido Comunista Internacional - Programa Comunista), la dispersión de casi todos sus militantes y el carácter microscópico de su renacimiento desde hace diez años ;
– b) la sucesión de crisis y escisiones habiendo regularmente atravesado a la Corriente Comunista Internacional desde hace treinta de años, crisis y escisiones cada vez graves una con otra en declaraciones de la mismas organización;
– c) las roturas recientes al seno de los componentes del Buro Internacional para el partido Revolucionario [18] en Italia [19] y en Canadá [20], así como « la demarcación política clara » con el GPR austriaco [21].
Afirmativamente, es medianoche en el siglo de la Izquierda Comunista : hace tres décadas que esta corriente es atravesada por una crisis política y organizacional muy profunda : es numéricamente debilitada con relación a su momento de gloria al fin de los años 1970 y a principios de los años 1980 ; después de entonces, no ha conocido procesos de reagrupamiento a través de confrontaciones entra grupos diferentes grupos como durante los años setenta, sino que ha sido atravesada por de las crisis y dislocaciones a repetición ; su presencia política queda muy confidencial y su influencia en la clase obrera es reducido a cero ; no ha sido capaz de instaurar un espacio común de debate a escala del conjunto de los grupos que lo componen ; su producción teórica es osificada y es vuelta indigente y repetitiva ; profundamente es dividido en una miríada de individuos aislados y de micro grupos manteniendo bien frecuentemente los rencores tenaces y de los informes tendidos entre ellos, etc. Este triste cuadro es ilustrado por la constatación que se vuelve dramática : los homenajes a los compañeros fallecidos que pertenecían a estos grupos comienza desgraciadamente (pero ineluctablemente) a multiplicarse... entonces que ellos no han sido casi capaces de transmitir una herencia y de las lecciones positivas a una franja significativa de elementos de vanguardia en el seno de la nueva generación [22].
Como Marx y Engels nos lo han enseñado, todos estas « tareas » no pueden explicarse por los « errores cometidos », sino deben comprenderse y ser ligados a las « circunstancias históricas inevitables » que necesita « considerar enfrente a fin de comprenderlos », a saber : el retroceso de las luchas obreras en el conjunto de la clase.
Marx nos enseña que la conciencia retarda muy frecuentemente sobre el movimiento de la realidad objetiva, un cierto desfase entre esta última y su comprensión subjetiva es pues todo de manera normal, incluso inevitable. Pero el problema no reside en la existencia de este desfase en sí, sino en el hecho que perdura ahora desde más de tres décadas al seno de los principales grupos de la Izquierda Comunista, que no hace más qué aumentar el curso del tiempo y que la toma de conciencia de este estado de hecho esta en punto muerto, incluso pura y simplemente negado.
El problema reside igualmente en esta negativa de hacer una vuelta crítica sin ostracismo en sus posiciones del pasado y para encontrar refugio en sus certidumbres caducas. En efecto, el obstáculo esencial que impide a un buen número de grupos de evolucionar consiste aquí en : resistir al reflujo de las luchas pasadas entre ellas por una negativa de reconocer ésta última, por hundir la cabeza en la arena antes de hacer frente a las contradicciones entre sus análisis y la realidad, y por una repetición de sus análisis tan idénticos, aun cuando los hechos los tienen ya ampliamente desmentidos. Este desfase creciente entre la realidad objetiva y su comprensión subjetiva se dobla entonces de un autismo con relación al mundo exterior, autismo traducido por un espíritu de fortaleza sitiada, por la idea de ser ya el « partido » o « esqueleto del futuro partido », de considerarse casi como el único contra todos, y comprendidos y sobre todo contra aquellos que deberían ser sus mas cercanos compañeros.
Es lo que el movimiento obrero llama el sectarismo. Consiste, particularmente, a erigirse en juez de los otros al asilo de sus únicos criterios, es decir en considerar «la mayoría de las organizaciones políticas proletarias» como siendo «oportunistas», « incapaces de responder a las exigencias de la historia » y « descalificándose ellos-mismos » [23]. Con un tal marco, no es asombroso de concluir que se « constituye ya el esqueleto del futuro partido ». A que bueno confrontar sus posiciones a la realidad, respetar su contradicción y responder a sus argumentos puesto supuestamente « se descalifica a sí mismo » y que su parecer no es más qué una expresión « de oportunismo » ! Tal concepción de sí y de otros alimenta las visiones monolíticas y viene confortar la sensación de infalibilidad política ; impide escuchar las críticas y de mirar la realidad enfrente. El repliegue en sí y el sectarismo alcanza entonces las cumbres. Pero la triste cumbre de los abismos en las profundidades del aislamiento político con relación a la clase y sus vanguardias políticas. Al respecto, visitar los sitios Web del PCI y de la CCI es muy ilustrativo : la ausencia de rúbricas « Ligadas » en lo dicho además sobre la identidad en el fondo regalada de concepción y de actitud con el resto del medio revolucionario de parte de estas dos organizaciones que las diferencias que ellos proclaman a este propósito.
Marx nos enseña que no puede juzgar a los hombres por lo que dicen de ellos mismos, sino en por lo que hacen : « No se juzga un individuo por la idea qué tiene de él sí mismo. No se juzga una época de revolución según por la conciencia que tiene de ella sí misma. Esta conciencia se explicará antes por las contradicciones de la vida material » [24], Desde entonces, un examen de los hechos materiales y actos organizacionales a través de la prensa misma de estos grupos que dicen mucho más qué todo los discursos que tienen de ellos-mismos :
1) La Fracción italiana analizaba muy justamente que « la historia de Lenin, es la historia de las fracciones ». Se podría parafrasear esta fórmula de Bilan diciendo qué « la historia de los grupos actuales de la Izquierda Comunista es la historia de la ausencia de fracciones ». De la misma manera si las organizaciones más grandes que la componen (la CCI, el PCI y la TCI) se reivindican todos a coro y a gritos de la herencia de Lenin, particularmente al nivel organizacional, ninguno de estos grupos oficialmente ha reconocido y ha vivido en buena armonía con una tendencia o una fracción en el curso de estos últimos cuarenta años. Peor, casi todas las divergencias importantes que han surgido, se ha sistemáticamente explotado en crisis cada vez más y más graves … mientras qué durante un período de existencia dos veces más corto (1903-21), los Bolcheviques han sido atravesados por una multitud de tendencias y de fracciones (habiendo positivamente animado su vida política y pudiendo libremente de disponer de los medios materiales para defender sus posiciones, en el partido y públicamente, incluso a través de estructuras organizacionales propias).
2) Asimismo, en cuarenta años de existencia, ninguno de los tres grupos actuales no ha publicado el menor folleto o la menor obra desarrollando una posición diferente a la oficialmente defendida, mientras que en dos veces menos de tiempo, los Bolcheviques han hecho aparecer una multitud [25].
3) En realidad, existen muchas más expresiones de debates y de divergencias internas entre los "ancestros directos" de los cuales el PCI, la TCI o la CCI se reivindican [26] que al seno de estas tres ultimas organizaciones… ¡ y eso a pesar del hecho que estos "ancestros" hayan conocido una existencia cuatro o cinco veces más corta ! Además, los debates en el seno de estos grupos del pasado no tuvieron el giro sistemáticamente dramático que han tenido en estas tres últimas décadas. Lo puede verificar todo el mundo puesto que la publicación integral de estas publicaciones comienza a estar disponible en el sitio Web.
4) La publicación de los debates y divergencias internas en las tres principales organizaciones de la Izquierda Comunista actual es, ya sea inexistente, ya sea tan numerosa como los dedos de una mano de un manco. Los únicos ejemplos raros que se remiten a los primeros años de su existencia o justamente al momento de la ruptura con sus disidentes. Así, durante sus cuarenta años de existencia el PCI (1943-1983) no ha publicado el producto de sus discusiones internas más que después de la escisión de los militantes en divergencia. Exactamente igual para la CCI : después de tres décadas, todos los textos divergentes fueron publicados al momento o justo después de la salida de sus disidentes. ¡ Aquí rompe totalmente con la tradición del movimiento obrero que ha publicado decenas de debates, incluso posiciones divergentes, y ello mientras que estas organizaciones han vivido durante períodos de existencia mucho más cortos !
5) Por consiguiente, siempre tradicionalmente ha sido considerado que el nacimiento de divergencias revela un proceso normal en el curso de un debate. Es lo que han podido demostrar los Bolcheviques en su práctica. Lo que no han sabido demostrar los principales grupos de la Izquierdo Comunista desde 1968 : cuando múltiples tendencias no podían más que surgir de manera natural durante estos últimos cuarenta años, jamás ninguna ha sido oficialmente reconocida en ningún grupo de esta corriente... ¡ mientras que en dos veces menos de tiempo el partido bolchevique ha reconocido a decenas !
6) En 18 años de existencia, los bolcheviques han podido representar un verdadero polo de referencia agregando lo mejor de las nuevas fuerzas y generaciones de revolucionarios (desde el grupo de Trotski a los elementos que provenían del anarquismo por ejemplo), mientras que los tres principales grupos al seno de la ¡ Izquierda Comunista son menos numerosos hoy qué al momento de su “hora de gloria” (fin de los años setenta principios de los años 80) e igualmente que al momento de su fundación !
7) Durante los primeros años de la revolución rusa, la Pravda tenía siempre en primera página una columna especialmente consagrada a la expresión de opiniones divergentes. ¿ Cuándo tal práctica de parte de los principales grupos de la Izquierda Comunista ? igualmente entonces de momentos cruciales, como la insurrección en 1917 o el tratado de Brest-Litovsk (1918), e igualmente frente a de graves acusaciones como el de traicionar los interés de la revolución (la Oposición obrera), los bolcheviques han publicado y han debatido estas críticas: siempre han dado todos los medios materiales a sus militantes en divergencia para poder expresar libremente sus opiniones, e incluso a través de una prensa y de estructuras organizacionales propias. Dicho de otro modo, los bolcheviques han conducido la única política posible : una discusión realmente libre y animada para resolver políticamente los debates por el sano; es decir, ahondando su comprensión política.
El contraste total entre la reivindicación subjetiva del bolchevismo y la práctica objetiva de estas tres organizaciones. Desde entonces, abusivamente ellas se reivindican de Lenin en este plano.
Este balance esta definitivamente fundado en los elementos materiales y objetivos que cualquiera puede fácilmente verificar. Por lo tanto, no hay necesidad de conocer los detalles y misterios de sus desengaños y múltiples escisiones, un simple reconocimiento de sus prensas respectivas basta ampliamente. Para evidencia, todos estos hechos muestran que las visiones y prácticas organizacionales de estos tres grupos más grandes de la Izquierda Comunista se encuentran marcados por la herencia de la contrarrevolución. Vienen formalmente a contradecir todas las virulentas denegaciones de algunos [27].
Con de tales visiones políticas y de tales prácticas organizacionales, no es asombroso que los desacuerdos que han surgido al seno de estas tres organizaciones sean casi sistemáticamente saldados por las salidas, crisis y conflictos organizacionales, así como por el ostracismo de los disidentes que vanamente han intentado poner el acento y de comprender estas contradicciones. Tal es desgraciadamente la imagen remitida por la Izquierda Comunista desde más tres décadas [28].
Es esta comprensión - muy tardía, pero absolutamente necesaria - que está en el origen de nuestra existencia y de nuestro proyecto político: hacer tomar conciencia de esta crisis al seno de la Izquierda Comunista y ayudar a superarla. Tales son las razones de ser de nuestro Foro y de las prioridades que nos hemos asignados. Como lo decíamos en la editorial de nuestro número precedente: ambas tareas del momento consisten, de una parte, a reanudar con el desarrollo « del marxismo en todos los dominios del conocimiento » (Bilan [29]) y, de otra parte, para desarrollar el debate entra revolucionarios con « la preocupación de determinar una sana polémica política » (Bilan). Una buena parte de este n°3 de Controversias es consagrada a estas dos prioridades.
Este balance de cuarenta años de la Izquierda Comunista es tanto más crucial en tanto que el capitalismo es acorralado en una crisis que, en este momento, no deja entrever ninguna salida y que el proletariado se encuentra de espaldas a la pared. Paralizado hasta el momento por las consecuencias del desarrollo lento de la crisis y el peso del desempleo, este estado de letargo social puede cambiar : los despidos masivos y la pauperización más y más absoluta de los que tienen todavía trabajo alcanzan los límites que empujan a la clase obrera a reaccionar. El horizonte se perfila de nuevo dónde un proletariado que todavía no ha sufrido de la derrota histórica (guerra o contra revolución) será confrontado a una degradación muy brutal de sus condiciones de vida y proyectado en una situación dónde la clase dominante no tendrá más salida creíble que ofrecer. Tal configuración es potencialmente de grandes perspectivas.
En tal contexto es a la vez alentador e inquietante para la Izquierda Comunista. Alentador, pues este contexto de la reanudación de los combates de clase ofrece una posibilidad para poder superar sus insuficiencias. Inquietante, pues la lucha de clases no resuelve automáticamente las debilidades de los revolucionarios : la renovación de las luchas podría todo también acentuarlas si los revolucionarios son incapaces de sacar las lecciones de sus errores, de sus debilidades teóricas acumuladas y de sus divisiones organizacionales.
En realidad, la perspectiva de enfrentamientos de clases de amplitud esta potencialmente delante de nosotros y no detrás de nosotros ; asimismo, las condiciones de la formación del futuro partido están delante de nosotros y no detrás de nosotros. El auge de las luchas entre 1968 y 1974-75 ha puesto los jalones para la re emergencia de la corriente histórica de la Izquierda Comunista así como para un primer proceso de clarificación, reagrupamiento y “selección”. El retroceso generalizado de las movilizaciones sociales en el conjunto de la clase obrera desde los años 1980 ha puesto este proceso entra paréntesis. Las condiciones objetivas para la formación del futuro partido están todavía por venir; mientras que las condiciones subjetivas se preparan desde ahora entre los grupos que podrán estar a la altura de las exigencias teóricas y prácticas planteadas por la historia.
[1] Carta de Marx del 19 de Noviembre de 1852.
[2] Carta de Engels del 12 de septiembre de 1874.
[3] Carta de Marx a Freiligrath del 29 febrero 1860.
[4] Carta de Marx a Sorge del 27 de septiembre de 1873.
[5] Engels, el Programa de los refugiados blanquistas, Volksstaat, del 26 de junio de 1874.
[6] Engels, el Programa de los refugiados blanquistas, Volksstaat, del 26 de junio de 1874.
[7] Editorial del primer número de Bilan, (1933). Bilan era el Boletín teórico de la Fracción Italiana de la Izquierda Comunista.
[8] El grupo alrededor de Papallardi estima que la III Internacional ha traicionado desde 1927 y que hay que fundar una nueva. De allí su acercamiento con las organizaciones participando en La Internacional Comunista obrera (KAI) creada en 1922 por la tendencia Essen del KAPD. El grupo alrededor de Vercesi será menos categórico en su apreciación de la III Internacional. No se constituirá en « Fracción de izquierda de la Internacional Comunista » sino hasta 1928 después de la demanda por esta última de excluir a todos los que negaban a condenar a Trotski y después la adopción de « la edificación del socialismo en un único país » por el XV congreso del partido Comunista de Rusia. En fin, estimaba que se necesitaba primero constituir a los « grupos de izquierda » en cada país antes de considerar una verdadera Oposición a Internacional. De allí acercamiento con Trotski en un primer tiempo así como su petición de « convocatoria del VI congreso mundial bajo la presidencia de Trotski » (extracto de la Resolución de la Conferencia de Pantin de abril 1928)
[9] Carta de Bordiga a Terracini , 1969 en Bordiga Scritti Scelti : 263.
[10] « Años 80, años de la verdad » Revista Internacional de la CCI No. 20, 1980, p 3 y 4)
[11] « …Sólo las luchas y la movilizaciones de la clase obrera después que el capitalismo es entrado en crisis abierta, al fin de los años 60, han impedido este sistema traer su propia respuesta a su propio hundimiento económico: la guerra imperialista generalizada » (Revista Internacional de la CCI n°58 - 3ème trimestre 1989).
[12] Servicios Públicos en Bélgica en 1983 y 86, huelga generalizada en Dinamarca (1985) mineros en Gran Bretaña (1984-1985), ferrocarrileros (1986)¸ enfermeras (1988) en Francia, profesores y ferroviarios en Italia (1987), etc.
[13] Ver el artículo de este número en La marcha real del balance de fuerza entre las clases.
[14] « …se ha podido asistir este mes último al despliegue de toda una ofensiva burguesa consistiendo en tomar la delantera de la combatividad obrera, provocando las luchas de manera preventiva, a fin de romper en el huevo el alce hacia una movilización masiva y solidaridad de la unidad de la clase. [...] el suceso de una tal maniobra ha dado luz verde a la duda burguesía de los otros países de Europa occidental para explotar a fondo esta estrategia [...] se trataba para la burguesía de hacer salir prematuramente un sector, de provocar un enfrentamiento en un terreno minado antes qué no hubieran madurado suficientemente en la unidad de la clase obrera las condiciones de un combate real frontal [...] eso no es un sector particular sino de los millones de obreros de todos los sectores quienes han sido embarcados en una batalla prematura, en una falsa demostración de "fuerza". Ahí está cómo la burguesía, en todos los países dónde ha sido confrontada estos dos años últimos las luchas importantes, es llegada a mojar la pólvora tomando las delanteras para ahogar todo surgimiento nuevo de combates masivos » (Revista Internacional de la CCI n°58 - 3ème trimestre 1989).
[15] Leer las Revistas Internacionales n°72, 74, 76, 88, 94 y 99 de la CCI. A título de ejemplo, aquí está lo que esta organización escribía en 1994 en el n°76-1994 de su revista « la calma social que reina después de cuatro años definitivamente es
Rota [...] esta estrategia es al contrario, el signo de una verdadera reanudación de la lucha de clases esta en lo sucesivo adelante en curso a escala internacional.
La reanudación de la combatividad obrera.
El fin del año 1993 es así marcado por las huelgas y manifestaciones en Bélgica, en Alemania, en Italia, en Gran Bretaña, en Francia, en España ».
[16] Revista internacional No. 59, 1989, Resolución del 8º Congreso.
[17] Aquí bien es ilustrado por la cascada de teorías y calificativos que la CCI ha atribuido a todos sus disidentes : « complot francmasón », « infiltración esotérica », « parasitismo », « pogromismo », « nihilismo », « clanismo », « aventurismo », « ego aumentado », « individualismo intelectualista », « odio de la organización » y la lista larga de ser exhaustivo. Toda cosas sin embargo presentadas por esta organización como constituyente de verdaderos ahondamientos teóricos y políticos (ver su Revista Internacional así como dos folletos especialmente consagrados a estos motivos : La pretendida paranoia de la CCI, I y II) ! Vale la pena decir que el desfase entra la realidad y su comprensión objetiva alcanza aquí las cumbres. Como Marx y Engels ya perfectamente lo habían identificado, es exactamente lo que ocurre cuando una organización pierde el contacto con la realidad en un período de reflujo de las luchas.
[18] El BIPR (Buro Internacional por el Partido Revolucionario) a recién cambiado de denominación en : Tendencia Comunista Internacionalista por el Partido Revolucionario (TCI).
[19] Instituto Onorato Damen : istitutoonoratodamen it/joomla/aggiornamenti-yo-lino
[20] Los Comunistas Internacionalistas (Montréal) http://klasbatalo blogspot com/
[21] « Hemos pues decidido hacer una demarcación política clara con relación al grupo austriaco, pues hay cada vez más indicios que su pretensión de ser parte activa de la Oficina (una pretensión que ya habíamos rechazado hace cuatro años) provoca la confusión en la zona geográfica de lengua alemana » El BIPR se vuelve TCI, 26 y 27 septiembre 2009.
[22] Sólo algunas iniciativas recientes intentan reaccionar a este letargo. Es por ejemplo el caso de la constitución de la Red Internacional de Discusión en 2000 por el Círculo de París y del Llamamiento al medio pro revolucionario lanzado por la grupo Perspectiva Internacionalista en marzo 2009, mientras que de otros, más aislado, se han refugiados en la producción de textos históricos y teóricos en el movimiento obrero. Entretanto, estas iniciativas tienen igualmente sus propios límites : no son relanzadas más qué por una parte de los grupos de la Izquierda Comunista y ciertamente están desgraciadamente en punto muerto como la Red Internacional de Discusión.
[23] « …el oportunismo en la mayoría de las organizaciones políticas proletarias ha puesto en evidencia la incapacidad de la mayor parte de estos grupos para responder a las exigencias de la historia. [...] ahora existen las premisas de la construcción del partido comunista mundial. Al mismo tiempo, el hecho que los grupos del medio político proletario se descalifican ellos-mismos en el proceso que conduce a la formación del partido de clase no hacen qué poner el acento en el papel crucial que la CCI ha sido llevada ha jugar en el seno de este proceso. Es cada vez más y más claro que el partido del futuro no será el producto de una adición "democrática" de diferentes grupos del medio, sino que la CCI constituye ya el esqueleto del futuro partido » (Revista Internacional n°122 (2005), 16º congreso de la Corriente Comunista Internacional)
[24] Marx, « A propósito de la crítica de la economía política », La Pléyade economía
I : 273.
[25] El único ejemplo que se acerca un poco es constituido por el folleto antiguo de la CCI sobre El período de transición (1981). Es entretanto muy significativo : (a) qué todos los textos de este folleto fechan de los años setenta cuando esta organización estaba en una fase de constitución y de reagrupamiento ; (b) qué ninguna continuidad jamás ha sido publicada ; (c) qué la CCI jamás ha procurado seguir este debate ; (d) qué este folleto se consagró a la defensa de una posición divergente sino un simple saludo de diversas posiciones... Dicho de otro modo, lo que pareciera la excepción (quién era muy saludable y dilucidante en la época) viene plenamente a confirmar el estado desértico de verdaderas controversias al seno y entre los grupos de la Izquierda Comunista.
[26] El Comunista, Bilàn, Internationalisme, Comunismo o El obrero Comunista.
[27] Para tener un pequeño dato de carácter edificante de estas denegaciones, el lector podrá útilmente leer el primer tomo del folleto de la CCI con título muy significativo : La presunta paranoia de la CCI.
[28] La crisis política y organizacional en el seno de la Izquierda Comunista toca al conjunto de sus componentes, aunque ello no se manifieste de la misma manera y con la misma intensidad en todas sus partes.
[29] Las citas son extraídas de la introducción de su primer número publicado en 1933.